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Mezquita Azul o del Sultán Ahmed |
Entrevista realizada por Krista Tippett al periodista y analista político turco Mustafa Akyol para el programa de radio On Being en la emisión del 12 de julio de 2012.
Al llegar a su fin varias tiranías en el mundo árabe, la gente en esa región está buscando inspiración y miran hacia Turquía, una democracia cuya población es 98% musulmana. Turquía se vuelve más fascinante e importante cada día. Posee una economía en crecimiento, une Europa y Asia y tiene fronteras con Grecia, Irán y Siria. Los diseñadores de la Nueva Turquía, como es llamada a veces, están basándose en ideas que encuentran en el pasado de Turquía como centro del Imperio Otomano, el cual duró 600 años hasta el siglo XX y tuvo grandes poblaciones de cristianos y judíos, así como súbditos musulmanes, pero cuando el Imperio colapsó al finalizar la Primera Guerra Mundial, Mustafá Kemal conocido como Ataturk creó el Estado-nación turco siguiendo un riguroso modelo laico.
K. T. – Quisiera empezar con el hecho de que lo que ahora llamamos Medio Oriente fue parte del Imperio Otomano, lo que es importante todavía pero de una forma nueva.
M. A. – Por Supuesto. Lo que conocemos hoy en día como Medio Oriente fue el Imperio Otomano hasta el siglo XX y como turco no lo digo solamente en un sentido de orgullo o de identidad nacionalista, lo digo también como base histórica para reformar la democracia y transformar esta región. Algo que es poco conocido sobre el Imperio Otomano en esta parte del mundo o en Occidente es que tuvo un periodo de modernización muy largo e interesante. Cuando el Imperio colapsó no era una monarquía medieval donde el sultán gobernaba de manera absoluta; se había convertido en una monarquía constitucional con un parlamento electo, había miembros judíos y cristianos en el parlamento, se aprobaron leyes otorgaban más derechos a las mujeres, los judíos y cristianos del Imperio eran ciudadanos iguales, lo cual no es el caso en algunos países del Medio Oriente, y la élite otomana, políticos e intelectuales habían discutido ya estos asuntos, por ejemplo, la síntesis entre Islam y democracia, que está siendo debatida de nuevo a comienzos del siglo XXI, fue discutida por académicos otomanos y fue el intelectual otomano Namik Kemal quien dijo que la democracia corresponde a la idea musulmana de consulta (shura) y el principio occidental de libertad proviene de la idea de derechos individuales, emanados de las raíces mismas de la religión islámica.
K. T. – Así es. Se ha hablado mucho sobre cómo el gran énfasis que el Islam pone en la responsabilidad individual es compatible con el ideal democrático.
M. A. – Absolutamente. Pienso que si no tienes bases fuertes de liberalismo político tu democracia tendrá problemas. Actualmente en el Medio Oriente hay un proceso de democratización pero también son evidentes las diferencias entre una democracia liberal y una no liberal en la que las garantías individuales no están aseguradas, e incluso Turquía sigue luchando por esas respuestas y estoy seguro que esos problemas existen también en Túnez y en Egipto especialmente en estos días. El esfuerzo otomano de modernización que tuvo lugar a finales del siglo XIX llamado Tanzimat, el periodo de reorganización, en el cual el Califato Islámico, la autoridad institucional islámica más importante del mundo trató realmente de incorporar sistemas e ideas que consideraríamos occidentales y estas son ideas occidentales liberales, porque desde Occidente también han llegado malas ideas a esta parte del mundo como el fascismo, la idea de un Estado unipartidista como el que domina Siria por ejemplo. Así que no todo lo que vino de Occidente fue bueno, pero pienso que la democracia liberal es la mejor faceta del modernismo occidental y los otomanos trataron de incorporarlo a finales del siglo XIX y principios del XX y creo que esa lucha es muy importante porque demuestra que la democracia tiene algunas raíces locales en esta parte del mundo.
K. T. – Así que la Turquía moderna nació después de la Primera Guerra Mundial con la revolución secular de Mustafá Kemal. Tú naciste en ese mundo. Tengo curiosidad sobre Ataturk porque he estado aquí sólo un par de días y él sigue siendo una figura muy importante.
M. A. – ¡Ah! El culto a la personalidad…
K. T. – Sí, ¿qué piensas sobre Ataturk y la identidad turca que en ese tiempo era secular?
M. A. – Excelente pregunta. Antes que nada debo decir que el secularismo está un poco sobrevalorado, porque el secularismo o laicismo en el sentido de eliminar la religión de la vida política, especialmente en la manera francesa, no es una garantía para la democracia o el liberalismo. Tenemos muchos tiranos laicos en esta parte del mundo. Incluso si comparas al Imperio Otomano en sus últimos años con la Turquía republicana podrás darte cuenta que los cristianos del Imperio Otomano eran más libres que los de la Turquía republicana que era una república laica. Esto debido a que con el secularismo también llegó el nacionalismo que era una fuerza mucho menos tolerante que la idea clásica islámica de la “gente del libro” como se les llamaba a los cristianos y judíos. Yo creo en principio en el Estado laico, creo que es una buena idea tener un Estado que no sea definido por la religión, pero si ese Estado se define por otras filosofías aparte de la religión, como el marxismo como vimos durante la Guerra Fría o el fascismo, entonces ése puede ser un caso peor.
K. T. – Señalaste que el secularismo tal como fue adoptado por el gobierno turco está basado en la idea francesa de liberarse de la religión y no en la idea norteamericana de la separación de la Iglesia y el Estado en la que la religión es libre.
M. A. – Totalmente. Creo que una de las mayores tragedias del mundo musulmán en el siglo XX, en el Medio Oriente islámico, es que nunca experimentó un una república liberal como funciona en Estados Unidos. Las llamadas “modernas repúblicas laicas” en esta parte del mundo fueron siempre Estados de un sólo partido como el sistema kemalista en Turquía o el de Nasser y Mubarak en Egipto o el de Ben Alí en Túnez, por lo que los radicales islamistas que combatían a estos regímenes autoritarios rápidamente se convirtieron en la alternativa. Así que el Medio Oriente estaba atrapado entre autoritarios laicos y autoritarios islamistas. Un sistema político pluralista, lo que llamamos democracia liberal era difícil de lograr. Ahora me alegra ver que con la Primavera Árabe vemos por primera vez no el repentino surgimiento de la democracia liberal, pero los primeros atisbos de lo que será la era liberal en el mundo islámico. En Turquía no somos afortunados por haber tenido un Estado laico de un solo partido, los árabes tuvieron eso también, somos afortunados porque tuvimos nuestras primeras elecciones libres y justas en 1950 y desde entonces Turquía es una democracia funcional con muchas fallas, con golpes militares, pero con leyes liberales y libertad de expresión por lo que tuvimos más oportunidades de experimentar con un sistema democrático multipartidista.
K. T. – Mucho de lo que se ha hablado de Turquía en los últimos 10 años giran en torno a que si va a entrar o no a la Unión Europea, y ahora estamos en un momento en el que pertenecer a la UE ya no es necesariamente una situación envidiable. El mundo alrededor de Turquía, que posee una extraordinaria posición en el mapa, está cambiando y quién sabe qué pasara en el corto plazo en Egipto o en Túnez, pero están transformándose y Turquía está en medio de toda esta transformación y creo que la Unión Europea está cambiando también. Así que es una época muy interesante para ser turco.
M. A. – Lo es, de hecho creo que estoy más orgulloso de Turquía de lo que jamás he estado. No me enorgullezco de todo lo que actualmente hay en Turquía. Tenemos todavía muchos problemas cuando se trata de libertad de expresión, todavía no hemos resuelto el problema de las minorías y nuestra democracia es muy imperfecta. No soy una de esas personas que dicen que ha habido un milagro y que todo es perfecto, pero ha habido reformas importantes y el hecho de que estas reformas fueran encabezadas en parte por personas con una mentalidad de compromiso con el Islam es un buen ejemplo, es un buen mensaje. Estamos ahora en una coyuntura crítica durante el gobierno de Erdogan. Creo que en el siglo XXI Turquía finalmente ha despertado, creo que en este momento Turquía está en paz con su historia e identidad durante el Imperio Otomano; esto no significa que vamos a establecer un imperio o que Turquía está volteando hacia el este en vez del oeste de manera definitiva pero Turquía se está abriendo y trata de restablecer los vínculos que poseía con las demás naciones de esta parte del mundo. Y la identidad musulmana en Turquía que había sido suprimida ahora es más orgullosa, más visible, tal vez dominante. Y si nuestro país puede enmarcar este cambio dentro de un sistema democrático y protegiendo los derechos de los ciudadanos laicos y los no musulmanes sería un gran logro, porque no podemos vivir en un mundo que esté dividido entre Este y Oeste; necesitamos países que sean blancos, grises y negros al mismo tiempo, necesitamos democracias con su propias particularidades culturales. Si Turquía va a ser un ejemplo de democracia islámica no lo hubiera podido ser con un montón de militares dirigiendo el gobierno y suprimiendo a los devotos; Turquía será un ejemplo de democracia islámica cuando los devotos musulmanes adopten los valores democráticos y ayuden a hacerlos progresar.
K. T. – Erdogan suena como un político estadounidense, cuando dice: “Cuando estoy en mi casa soy un musulmán, cuando estoy en la oficina trabajo para la democracia”.