Para la opinión pública, los países árabes musulmanes son un conjunto de estructuras políticas retrógradas y terriblemente opresivas. Exceptuando a algunas monarquías "progresistas" del Golfo Pérsico, parecería que los musulmanes de esta región del mundo quedaron estancados en la Edad Media. Los grandes medios de comunicación promueven la visión de los Emiratos Árabes Unidos y Qatar como Estados firmemente comprometidos con la modernización al presentarlos como enclaves de consumismo y bienestar material al estilo occidental, a tal punto que al ver los centros comerciales, hoteles y edificios de oficinas en Doha, Dubái y Abu Dabi parecería que estamos viendo cualquier ciudad nueva norteamericana con un ligero toque "exótico", donde el carácter musulmán de las sociedades que habitan estos países pasa de ser el fundamento esencial de su visión del mundo a convertirse en una mera curiosidad turística.
La visión que se tiene del Islam en el occidente europeo nació del miedo de una sociedad en la que sus habitantes vivían en la más completa ignorancia y donde la institución eclesiástica tenía gran poder sobre la voluntad del pueblo. La historia ha probado en muchas ocasiones que la forma más eficiente de control es aquel que se ejerce y se consolida a través del miedo. Para los europeos de la Alta Edad Media que se enfrentaron a la cultura árabe-musulmana en expansión en la Península Ibérica, en Poitiers, en Sicilia y en general en la costa occidental del mediterráneo europeo el culto de los musulmanes era una versión degenerada de las enseñanzas de Jesús de Nazareth, y el profeta Muhammad era poco más que un farsante y un loco.
Posteriormente, y a pesar del valor que para la umma (comunidad musulmana) tiene la Cúpula de la Roca, la invasión de la Tierra Santa por los cruzados europeos no tuvo mucha importancia en las mentes de los califas de Bagdad o de los líderes religiosos de la península arábiga. Esta intervención era vista como una aventura de los fanáticos cristianos en los confines del Dar al Islam (mucho más preocupante y casi mortal para el Islam fue la destrucción que trajeron los ejércitos turco-mongoles a todas las grandes ciudades de Asia Central siguiendo una ruta de conquista que terminó en la sobrevalorada batalla de Ain Yalut). Para el desarrollo histórico del occidente europeo las Cruzadas fueron mucho más relevantes que para la historia del Islam. Durante ese periodo la palabra del profeta Muhammad se expandió y consolidó en la costa oriental del África Subsahariana, la península de Anatolia, el Cáucaso y el noroeste del subcontinente indio. En cambio para Europa, después de retirarse de todas sus posesiones en Palestina, todavía pasarían dos siglos y una terrible pandemia para que comenzara su asombrosa expansión por vastos territorios.
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