12 may 2013

Los Pueblos Eslavos



Grupo étnico más numeroso de todos los europeos, con una población superior a los 350 millones, distribuido principalmente por Europa oriental y central, la mayoría por la península de los Balcanes y más allá de los montes Urales en Asia. El grupo lingüístico eslavo, con multitud de dialectos, forma parte de la familia de las lenguas indoeuropeas. Desde el punto de vista lingüístico, el grupo se puede dividir en: la rama eslava oriental, formada por el ruso, el bielorruso y el ucraniano; la rama eslava occidental, que abarca al polaco, el checo y el eslovaco; y la rama eslava meridional, que engloba al esloveno, el serbocroata, el macedonio y el búlgaro.

Los antiguos eslavos eran agricultores y pastores que vivían en las zonas pantanosas y en los bosques de lo que es actualmente el este de Polonia y el oeste de Rusia, Bielorrusia y Ucrania. A partir del 150 d.C., los pueblos eslavos comenzaron a expandirse en todas las direcciones. Hacia el norte, siguieron los cauces de los ríos a través de los bosques de Rusia, y ocuparon los territorios poblados por los pueblos fineses y bálticos, a muchos de los cuales absorbieron. A medida que fueron invadiendo gran parte de la Europa central, en dirección oeste, se toparon con los grupos germánicos y celtas. En el siglo VII, los grupos eslavos habían llegado por el sur hasta los mares Adriático y Egeo. En el transcurso de los dos siglos siguientes se asentaron en la mayor parte de la península de los Balcanes, que entonces formaba parte del Imperio bizantino; ahuyentaron a las poblaciones indígenas o esclavizaron a pueblos foráneos, como los búlgaros. A finales del siglo XVI los rusos, por el este, se habían asentado más allá de los montes Urales en Asia y, en el siglo XIX, la cultura eslava había llegado hasta el Océano Pacífico.

Mientras que los antiguos eslavos probablemente presentaban una considerable homogeneidad racial y cultural, los pueblos eslavos modernos se mantienen unidos sobre todo por su afinidad lingüística y por el hecho de poseer raíces comunes. Los innumerables contactos con pueblos muy diversos, ha influido enormemente en el desarrollo social y cultural de los eslavos.

En el transcurso de los siglos IX y X, misioneros griegos iniciaron a los eslavos en el cristianismo. Sin embargo, su evolución religiosa se vio afectada por el cisma de 1054 entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente. Los eslavos fueron pronto el centro del enconado enfrentamiento entre la Iglesia católica de Roma y la ortodoxa oriental. El catolicismo y la cultura occidental triunfaron entre los polacos, eslovacos y checos; sin embargo, más adelante estos últimos se vieron seriamente afectados por la Reforma, y por esta razón, son actualmente el único pueblo eslavo con una gran minoría protestante. En los Balcanes, los eslovenos y los croatas también se mantuvieron fieles al catolicismo romano y entraron a formar parte del entorno de la civilización centroeuropea. Los serbios, macedonios, búlgaros y la mayoría de los eslavos orientales (bielorrusos, rusos, ucranianos) se afiliaron a la Iglesia ortodoxa, y adoptaron muchos aspectos de la cultura bizantina, incluida una adaptación del alfabeto griego, que constituye lo que se conoce como alfabeto cirílico.

Durante el siglo XIV, los turcos otomanos conquistaron la mayoría del sureste europeo; algunas partes de lo que hoy son Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, la Ex-República Yugoslava de Macedonia, Serbia y Montenegro y Eslovenia estuvieron bajo dominio otomano hasta 1912. Los siglos de dominación turca tuvieron efectos profundos sobre los eslavos balcánicos, muchos de los cuales tuvieron que convertirse al islam. Actualmente, la mayoría de los musulmanes eslavos se hallan en Bosnia y en el sur de Bulgaria.

Aunque los eslavos crearon una serie de reinos medievales entre los siglos IX y XI, gran parte de su historia posterior ha estado marcada por la subyugación a estados extranjeros. Las naciones eslavas actuales son, mayoritariamente, consecuencia de la disolución de los imperios Austro-Húngaro y otomano después de la I Guerra Mundial. A excepción de los checos, los eslavos continuaron siendo pueblos eminentemente agrícolas hasta mediados del siglo XX. Después de la II Guerra Mundial, la mayoría de las naciones eslavas cayeron bajo la esfera de influencia soviética, y sus gobiernos marxistas pusieron en marcha ambiciosos programas de industrialización y urbanización. A finales de la década 1980 y principios de 1990, con la desaparición de la Unión Soviética, las diferentes naciones del este de Europa comenzaron a establecer gobiernos democráticos independientes. En algunas áreas, sobre todo en la antigua Yugoslavia, esta transición ha generado conflictos entre los eslavos de diferentes grupos nacionales y religiosos.


Lenguas eslavas

Forman una subfamilia dentro de la familia indoeuropea. En la actualidad hablan lenguas eslavas más de 390 millones de personas que viven en el norte de Asia, Europa central y oriental, y en la mayor parte de la península de los Balcanes. Muestran rasgos muy similares a las lenguas bálticas, por lo que algunas escuelas lingüísticas agrupan ambos conjuntos en una sola subfamilia, la baltoeslava. Las lenguas eslavas se dividen en tres ramas: la eslava oriental: ruso o ruso mayor, ucraniano, también llamado rutenio, y bielorruso o ruso menor. La eslava meridional: grupo oriental integrado por el búlgaro y el macedonio, y el grupo occidental formado por el serbo-croata y el esloveno. La eslava occidental comprende tres subgrupos: checoslovaco —checo, eslovaco y otros dialectos como el bohemio y moravo— el grupo lequítico —polaco y el cachubo, además de varios dialectos del casuvio (restos del antiguo pomerio)—; el grupo sorabo o lusático —alto y bajo sorabo (y el véndico que hablaron los wendos).

Algunas lenguas eslavas modernas (checo, eslovaco, esloveno y polaco) emplean el alfabeto romano y sus hablantes son predominantemente católicos. Otras, (ruso, ucraniano, bielorruso, macedonio y búlgaro) emplean variantes del alfabeto cirílico, bajo la influencia de la Iglesia ortodoxa. El serbocroata se llama serbio cuando lo hablan los serbios que lo escriben con el alfabeto cirílico, y se llama croata cuando lo hablan los croatas que escriben con el alfabeto romano. Los serbios son ortodoxos y los croatas católicos. La invención del alfabeto cirílico, una adaptación del griego, se atribuye tradicionalmente a san Cirilo, evangelizador griego. Está relacionado con el alfabeto glagolítico, creado por san Cirilo y san Metodio, que comenzaron a evangelizar a los eslavos allá por el siglo IX y tradujeron el Nuevo Testamento a las lenguas de estos pueblos. La lengua que se escribió en este alfabeto ha recibido varias denominaciones: antiguo búlgaro, antiguo eslavón o eslavonio y antiguo eslavo eclesiástico, porque se empleó como lengua litúrgica. Durante la edad media fue lengua propia de la literatura religiosa, así como de los documentos oficiales y diplomáticos.

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