La deuda odiosa es un concepto de Derecho Internacional Público ideado en 1927 por un jurista y maestro de Derecho llamado Alexander Zak, quien había sido ministro y especialista en leyes en la Rusia zarista y que se dedicó a dar clases en Europa y Estados Unidos a partir de 1921.
Para identificar si una deuda es odiosa y que, por lo tanto, negarse a pagarla es completamente legítimo y legal, se necesitan tres características:
- El gobierno de un país recibe un préstamo sin el conocimiento ni la aprobación de los ciudadanos.
- El préstamo se destina a actividades que no benefician al pueblo.
- El prestamista está informado de esta situación pero continúa realizando préstamos a dicho gobierno.
Este concepto tiene sus antecedentes dos eventos muy importantes que tuvieron lugar en el continente americano durante el siglo XIX. El primero de ellos se relaciona con la deuda que el Emperador Maximiliano I de Habsburgo, instalado en el trono de México por Napoleón III después de que las tropas francesas intervinieran en el país. Para combatir a la resistencia de los liberales que se oponían a un proyecto monárquico y extranjero, el Emperador contrajo con banqueros europeos una enorme deuda a muy altas tasas de interés. Luego de que fuera fusilado en 1867 y la causa de los conservadores vencida, el nuevo gobierno mexicano se negó a pagar la deuda que Maximiliano I había contraído.
Unas cuantas décadas después, con el fin de la Guerra hispano-estadounidense, los Estados Unidos de América, al ocupar militarmente a Cuba y convertirla en un protectorado de facto, simplemente se negaron a absorber la deuda que la isla había contraído con España durante todo el periodo colonial.